Tuesday, February 16, 2010

V. Meyer Johnson

Teressa se dio vuelta.
Era Meyer, el hijo del granjero.
"Pues..." su mente estaba en blanco y ella paralizada el borde el aljibe.
"Vete" dijo él.
"Es que... Se me cayó un libro" respondió ella.
"No creo que lo recuperes; además, puedes comprarlo en una tienda."
"Este no, ya no se consigue" replicó Teressa.
"Pues lo siento mucho, pero no puedes entrar ahí".
"Pero..."
"Sin peros" Interrumpió Meyer "Si quieres yo puedo buscarlo por ti".
Apenas dijo esas palabras, Teressa supo que estaba en un apuro... O tal vez no.
"Esta bien, pero te avisó que tiene algunas notas mías y te agradecería que todas estuvieran en el libro."
Meyer la miró sorprendido, no creía que lo dejara. La hija de los Abertain tenía fama de ser terca como mula.
Ella se quitó el arnés y se lo dio junto con una linterna. Él tomó ambos y se puso el arnés.
En pocos minutos, ya estaba bajando por el pozo.

Friday, February 12, 2010

IV. Descubriendo

Teressa se despertó sobresaltada. ¿Podía ser ese sueño una pista? ¿O su mente solo estaba jugándole un truco?
A pesar de ambas preguntas, decidió creer que si era una pista. Estaba cansada de la monotonía de su vida; y esto sin duda sería un entretenimiento.
Decidió que comenzaría a buscar cerca del único hoyo lo suficientemente profundo en todo Grey Valley; el antiguo aljibe abandonado que estaba a la salida de la granja del señor Johnson.
Se encaminó hasta allí. Para llegar al aljibe, había que trepar un poco, lo que le llevo varios intentos, debido a su poca agilidad. Tropezó unas cuantas veces, llenándose de manchas y raspones, antes de lograr llegar a la sima.
Cuando estuvo allí, registro todo el lugar en busca de el otro papel.
El que tenía lo había encontrado allí mismo, cuando fue con unos amigos.
Se arriesgo en dos ocasiones, asomándose al pozo.
En eso decidió que si quería llegar a algún lado, lo único que le quedaba era buscar dentro del aljibe en vez de alrededor de él.
Nunca supo cual fue el loco impulso que la llevó a su casa por el equipo de alpinismo de su padre, pero luego de dos horas, se encontró asegurada al arnés y colocando la cuerda en el suelo que rodeaba el aljibe.
"¿Qué demonios estas haciendo?"dijo una voz detrás de ella.

Thursday, February 11, 2010

III. El Sueño

Todo era tan oscuro, ni un ápice de luz se alcanzaba a divisar.
Teressa supo de inmediato donde se encontraba. El hoyo.
En su mente, sabía que era ella misma, pero no lo sentía.
Era más alta y su piel era más aspera de lo usual.
También había pensamientos que venían involuntariamente a su cabeza.
La mayoría no decían más que "voy a morir", pero aún así no se explicaba su origen.
Sin darse cuenta, comenzó a sacar un papel y un lápiz de su bolsillo.
Partió el papel en dos pedazos.
Comenzó a escribir sin ver nada, no sabía si sería legible, pero quería que al menos alguien supiera.
Acabó con ambos papeles y los dejó lejos de ella, para luego recostarse y dormir.

Wednesday, February 10, 2010

II. La Carta

Teressa leyó la carta varias veces, pero aún así no podía creer nada de ella. Si esa persona (ni siquiera sabía si era un chico o una chica) estaba allí, ¿Cómo había podido escribir eso? ¿Cómo podía saber que iba a morir pero no saberlo en realidad?
"No debe ser más que una historia que alguien escribió para pasar el tiempo" intentó convencerse.
Pero Teressa no podía evitar pensar que todo eso era real.
La carta estaba al borde de un hoyo, quizas fuera una broma, quizas no.
Teressa ceró los ojos, con la carta aún en la mano.
Una lágrima cruzó su rostro. Quería creerlo, pero olvidarlo a la vez.
Se sintió cansada, por lo que decidió dormir. Fue entonces cuando tuvo el sueño que le explicó todo...

I. El Hoyo

Estaba cayendo por un hoyo profundo. Creí que nunca acabaría, cuando finalmente, mi cuerpo golpeó el piso.
Me sentía como Alicia cuando estaba en el País de las Maravillas. Excepto que ahora no había ningún gato molesto.
Estaba muy oscuro; no podía ver mi mano siquiera. No había forma de escapar.
Me pregunté si estaba cerca del centro de la tierra. No hacía calor; en realidad estaba bastante frío y mi camiseta no era lo suficientemente abrigada.
Decidí sentarme, el cansancio había empezado a llegar. Comencé a sentir sueño.
Pensé "¿Qué podría pasarme si duermo un poco?"
Lo que no sabía era que no volvería a despertar.