Monday, March 29, 2010

VII. Nuevos misterios

Llegó corriendo a su casa. Sigilosamente, entró por el garage para dejar el equipo de su padre sin ser vista.
Metió el libro bajo su remera, intentando disimular lo más posible el bulto que se formaba en su estomago.
Pasó como un rayo hasta su cuarto y cerró la puerta. Escondió el libro en su armario, ya tendría tiempo de leerlo cuando sus padres durmieran.
Durante le cena estuvo callada. Temía que si hablaba, diría algo que no debía.
Por alguna razón no quería involucrar a nadie más en la extraña situación.
"¿Te sientes bien?" le preguntó por quinta vez su madre.
"Si" respondió ella cortante, ya harta de la misma pregunta.


***

Era cerca de medianoche, cuando Teressa se asomo por la puerta de su cuarto para asegurarse de que todos dormían.
Se encerró, cuidando de no hacer ningún ruido y encendió la luz de su velador mientras se sentaba en la cama.
Buscó el libro bajo su almohadón. Sus cubiertas, llenas de polvo habían sido posteriormente de color rojo brillante. Lo abrió y hojeó un poco. Las páginas estaban intactas... Excepto por una. Busco el título del libro, pero no estaba en ningún lado. La primer hoja estaba rasgada y Teressa supuso que allí había estado el nombre.
Resignada, cerró el libro y lo dejó a un lado para desdoblar el papel que la había llevado hasta allí.
"Bienvenido aventurero,
al mundo de los obreros"
Eso era lo único que decía. Teressa, generalmente, habría sentido enormes deseos de romper el papel en pedazos y arrojarlos al fuego. Pero ahora, la sorpresa podía más que su enojo. ¿A qué se referiría con "el mundo de los obreros? ¿Sería ese realmente el papel que había escrito la persona de su sueño?

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